¿ ¿Hoy qué día es?
Los mocetones/as de doce para arriba (ESO) se
pegan unas palizas de play (y otros artefactos similares), de ver porno, de
hablar con sus congéneres por Wasap, de facebookear, de adormilarse con
americanadas de contenidos agilipollantes, de jugar y ver fútbol, de infectarse
el tímpano con músicas de dudoso ritmo, etc. Moraleja, pierden la noción del
tiempo y cada día hacen esa pregunta al profe cuando empiezan un trabajo. Sin
duda, rémora de sus tiempos de bata y colorines en primaria donde en hojas
cuadriculadas escribían la fecha antes de hacer cualquier actividad.
¿Tienes una hoja/boli/libro…?
Por las causas anteriormente expuestas y por
otras misteriosas, hay gran cantidad de alumnos que se presentan en clase sin
los aperos propios de la actividad. Moraleja: Saquean a incautos compañeros de
buena fe con tácticas intimidatorias o suplicatorias, tanto da.
¿En qué página está?
Por los mismos motivos de la primera y la
segunda pregunta y por otros que tienen mucho que ver con la desidia, el alumno
que lleva cinco días trabajando una lección no tiene ni zorra idea de la página
, ni repajoleras ganas de esforzarse en localizar el punto exacto donde abrevar.
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¿Hay que leérselo todo?
Por los motivos recogidos en las tres primeras
preguntas y esa vocación gregaria que les perseguirá toda la vida, los chavales
de ESO pretenden siempre encontrar atajos para no pegar ni golpe.
¿Cuánto tiene que ser de largo el
resumen?
No insistiré en los motivos anteriores (ya
sabidos a esta altura de post) e indagaré en la lógica interna de la pregunta.
¿Iluso? ¿Lógica y adolescente?¿Conceptos irreconciliables? Seguramente doscientos
profesores (por lo bajo) les han explicado la técnica del resumen y ellos, con
su inocencia forzada, preguntan por la extensión para seguir amparándose en la
ley del mínimo esfuerzo.
¿ ¿Copiamos la pregunta?
Reflexión idéntica a la pregunta anterior.
¿Qué significa X?
X es cualquier de las palabras que una
adolescente desconoce. ¿Cuántas conoce? Estudios no científicos simplemente
refrendados por mi observación concluyen que con trescientas palabras un
estudiante medio de ESO subsiste sin problemas en su hábitat y en la escuela.
Cuando al libro o el profesor se les ocurre utilizar vocablos nuevos el pobre alumno se siente indefenso.
¿ ¿Pondrás nota?
Una de las pocas fuentes de interés del alumno.
Si no tiene nota…¡a la mierda! Por lo tanto la respuesta más plausible del
profe es que todo tiene calificación, hasta el respirar.
¿ ¿Quieres trabajar, por favor?
La autoría de la pregunta corresponde al
profesor que comprueba con estupefacción como después de una hora de clase
fulanito de tal no ha pegado ni clavo (ni golpe, ni sello).
.
¿Viste ayer al Barça, profe?
Esta pregunta la formulan con énfasis bocas decoradas
en su mayoría con hierros correctores. El profesor asume su derrota y comprueba
(rematando el círculo vicioso de los motivos esgrimidos en las primeras
preguntas) que los intereses del alumno escapan los confines de su asignatura y
que sus esfuerzos ímprobos suelen quedar en agua de borrajas cuando Messi entra
en acción.
Fue inevitable que se me asomara una sonrisa cómplice y la pregunta sobre qué lugar del mundo estás relatando, si no fuera por el Barça, podría pensar que es cualquier aula, de hecho me traslaste a mis salas de clases en Chile. Allá en un lugar lejano, a más de 10 mil kilómetros, se repiten las mismas preguntas -incluídas las del Barça- como si de un síndrome endógeno se tratara. Me parecen que las preguntas que nos pones por delante, a estas alturas, son universales o, cuando menos, tristemente populares.
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