Hoy es Sant Jordi, el día del libro y la rosa. Qué bonita
está Barcelona los 23 de abril. Una leyenda de final feliz es clave para el
marketing. Las criaturas hacen dibujillos para celebrar el día en sus escuelas,
los pipiolos adolescentes redactan poemas cargados de amor cortés con los que
lograr premios literarios en sus institutos y la sociedad monolítica rema en
una única dirección. El dragón se convierte en la fuente de todos los males, el
que desequilibra la paz del condado (hoy lo podría encarnar la Merkel sin
dificultad). La princesa, una beldad descomunal, mujer objeto y el trofeo. Y el
valiente machote en su caballo (falocracia a raudales) con una armadura que
reluce hasta deslumbrar (pronto patrocinada por Coca-Cola) le clava una lanzada
en la tráquea al bicho lanzallamas y la princesa cae en sus brazos como no
podía ser de otra forma. El público enfervorecido aplaude a rabiar encumbrando
el arrojo del caballero y descansa eternamente por la muerte del malo. A comer
perdices todo el mundo antes de que suba el precio.
Hoy me quiero autonombrar abogado defensor del dragón con la
ayuda de las reflexiones de la filóloga y medievalista Victoria Cirlot y su intrigante
artículo El dragón, el sexo y la doncella.
Pequeño movimiento de cámara. El dragón pudiera representar
lo salvaje, lo desconocido. El caballero lo civilizado, lo correcto. ¿Lucha encarnizada
entre la pulsión y la represión? ¡Vaya dilema! Cirlot, dando una voltereta
apasionante, va más allá de lo políticamente correcto para imaginar que el
dragón pudiera ser un símbolo de la sexualidad femenina que se desmadra lejos
de la ranciedad represora del castillo, la doncella está en la gloria con el
calor de su dragón (no seré más explícito en horario infantil) y como siempre
tiene que venir el (futuro) marido a fastidiarla y a someterla a una boda tradicional.
Quién le puso un micrófono a la doncella rescatada para conocer sus deseos
(hasta los más recónditos). La mujer siempre calla, la historia no le da voz,
la lleva de aquí para allá sin reparar en sus deseos.
Propongo una revisión a fondo del caso. Interrogatorio
sabatino en Mallorca por parte del juez Castro de todos los implicados. Que
salgan a la luz los mails, las conversaciones y los intereses de cada uno de
los protagonistas de la turbia historia. ¡Basta ya de opacidad! Ahora que está
de moda la transparencia (¡y vuelta con la palabreja!)es el momento de averiguar la verdad.
Que
nadie considere que la celebración de mi onomástica ha finiquitado mi
entendimiento, soy así, un poco contracorriente.
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