dilluns, 17 de juny del 2013

MATCH BALL



Hoy toca clase de tenis. ¿Cómo? Lo que oyen. El tenis es un deporte justo. El tenista lucha contra sí mismo (sus fallos y sus aciertos) y contra el rival (sus fallos y sus aciertos). La única excusa plausible es la suerte, pero todos sabemos que un día te da lo que al siguiente te quita. Nada que ver con las polémicas postizas del fútbol donde los árbitros y otras zarandajas aparecen como chivos expiatorios cuando el marcador no me es favorable.
He dejado pasar los fastos y los elogios grandilocuentes. Este país es muy dado al encumbramiento y a la defenestración a ritmo de relámpago. Hace siete meses Rafael Nadal estaba acabado (por culpa de una lesión de rodilla) y cuando consiguió el octavo Roland Garros era el héroe nacional. En una de las entrevistas concedidas después de la gesta mostraba un equilibrio que me parece muy educativo.

La primera perla es el dimensionamiento de su actividad, la capacidad de reflexionar sobre lo que uno hace y encontrar un sentido.

Le doy con una raqueta y paso por encima de la red una pelota. ¿Qué significado tiene? Muy poco. En sí es estúpido. Los deportes en general son estúpidos si uno no los lleva al máximo. Lo máximo es jugar con un objetivo, con una pasión, con una ilusión. Lo he pensado toda la vida.

Un ganador nato como él explica cómo enfrentarse a la crudeza de la derrota para derrotarla también:

Me niego a tirar la toalla. Eso es lo que me hace feliz cuando termina todo: saber que yo he hecho todo lo que he podido, y que si he perdido, he perdido.

Dice Ramon Samsó (especialista en crecimiento personal) que los seres humanos somos EXPERTOS  en crear pretextos. Ayer en el DOMINICAL del PAIS ponía el microscopiosobre esa maestría tan nuestra de quitarnos la responsabilidad de encima a base de excusas. 
Nos pasamos el día jugando al tenis. Antes del saque elaboramos en nuestro cerebro la jugada (con nuestras creencias, experiencias, miedos….). La bola amarilla se encuentra con la raqueta de nuestros congéneres que nos devuelven la pelota, a veces fácil, con un plácido revés tenemos suficiente para colocarla de nuevo en el otro campo. Para ganar, para conseguir el éxito, es necesario combinar una buena técnica con un cerebro despejado. A veces por sorpresa nos sueltan un passing shot que nos dejan espatarrados. Juego y set para el oponente. Entonces entra en funcionamiento el generador de excusas, Samsó nos suministra una estrategia para deshacerse de tan pernicioso compañero de juego. A las excusas hay que acorralarlas a preguntas:

¿De dónde procede?, ¿es verdad?, ¿cómo es mi vida con ella?, ¿cómo sería mi vida si la dejara de lado?, ¿qué se esconde realmente tras ella?

Infalible. Caen como moscas golosas, sartenazo y a enfrentarse al reto en pelota picada. Botamos la pelotita y la lanzamos al aire. ¿Entrará? Nueva receta del experto.

Las cinco actitudes para acabar con el hábito de las evasivas son: disciplina, persistencia, coraje, coherencia, trabajar con objetivos y autorresponsabilidad.

La más importante para Samsó es LA DISCIPLINA, con la mala fama que tiene la joía…. 

La disciplina en realidad significa ser discípulo de una idea que se ama. Precisamente por seguir una elección guiada por la autoestima, somos capaces de decir adiós para siempre a las excusas.

Hay que aprender de los mejores y Rafa Nadal acaba el punto con un smash rotundo:

Gano con mi tenis y no con la mente.

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