dimarts, 21 de gener del 2014

TODO POR EL CANDELABRO



Periódicamente escandalizan los que condenan el escándalo. Paradójico. Los índices de asistencia a las parroquias son elocuentes y no pueden permitirse el olvido, Satanás siempre anda vigilante a los desmayos del pecado y puede entrar por debajo de la puerta de la moral para raptar a los hijos de Adán y Eva. Los pastores ya han aceptado que las ovejas son indolentes y les cuesta cada vez más soportar una hora de castigo oral los domingos, ya saben que se pasan por la parroquia nada más que para celebrar fiestas sociales (BBC, bodas, bautizos y comuniones) y por eso tienen equipos altamente formados en tecnología trabajando en la elaboración de apps católicas (rosariotetris, la aventura de los mandamientos o absolución de pecados por watsap). Los pastores siguen desgañitándose para que las ovejas (descarriadas y otras) no cambien de canal, si para conseguirlo tienen que decir barbaridades, no dudan en hacerlo. Todo por mantenerse en el candelabro.
Empezamos el curso con lo de Cásate y sé sumisa, levantaron la polvareda suficiente para figurar en los top ten de polémicas. Más adelante salieron un par de curillas desequilibradosfascistoidesintegristas que daban miedo y lástima en las mismas proporciones. Y el (fatídico) año 2013 acabó con monseñor Gallardón ofreciendo en bandeja a los ultracatólicos una ley del aborto que la podrían haber redactado los de la conferencia episcopal. La sociedad se zarandea pero no acaba de explotar, mira que les gustaría que les empezaran a quemar alguna iglesia o le metieran un par de collejas a un obispo vociferas para sacar el manual del martirio y empezar a victimizarse con la prosaica intención de ganar adeptos despistados. No les desagradan las de Femen, les permiten poluciones nocturnas y condenas diurnas. Tienen controlado el asco de la pederastia, están trabajando en ello (qué mal suena). Pero la cuestión es seguir manteniendo presencia en los titulares. 
Empezamos el año con una traca, un recién estrenado cardenal que atiza a los gays, se marca una entrevista en el SUR.es pata negra. No me nieguen que los de la sotana tiene una imaginación desbordante, el ínclito Sebastián se atreve a comparar la homosexualidad con la hipertensión (uno de sus pecados confesables más íntimos). Él come sin sal y los gays se la comen sin…. Perdonen, pero el embrutecimiento de estos personajes se contagia. Además el cardenal (un buen moratón ideológico) no entiende que se puedan enfadar los gays porque los califique de deficientes. ¡Ya ves tú! ¡Qué piel más fina que tienen! Claro, tanto rozarse…. Otra vez volviendo a la carne. Un padrenuestro y cuatro avemarías. “Cuando uno tiene un defecto (otra vez le traiciona la semántica), el buen amigo es el que se lo dice”. Obviamente, a los deficientes se les tiene que insultar por su bien, faltaría plus. Uno piensa que con estos amigos no hace falta tener enemigos. Y como guinda del pastel, para subir el share habla del aborto. “Me inquieta que la sociedad española haya asimilado la normalidad del aborto”. Desde luego, no es inquietante, es acojonante, imagínate tú que el laicismo se impone y el catolicismo vuelve a la esfera privada de la que nunca tuvo que salir. ¡Temblad, deficientes! No se enfaden, se lo digo por su bien. 
Creían que se habían acabado los insultos del cardenal de nuevo cuño, nastic de plastic, acaba la entrevista en punta, si no lo despellejan es que las mujeres no tienen orgullo. Enseña el capote ensangrentado para el que el toro le pegue una cornada para seguir chupando candelabro. ¿Una mujer sensata y normal es capaz de reclamar el derecho a acabar con la vida del hijo que lleva dentro?  Califica a un tercio de la sociedad española de deficiente, insensata y anormal y se pira a Roma para que Paco I le condecore. Ni José Tomás.
  

2 comentaris:

  1. Soy una privilegiada por estar fuera de la mal entendida "normalidad" de este cardenal.¡¡ Me encantan los anormales!! y espero que cada vez seamos más.
    Un besote.

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  2. Anormales, insensatos y deficientes del mundo, reuníos y pecad como cosacos.

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