divendres, 28 de febrer del 2014

FEMINA FEMINAE LUPA EST



¿Hay algo peor que una mujer inconsciente? Por supuesto. Una mujer inconsciente campechana. ¡Horror! ¿Todavía hay algo peor? Una mujer inconsciente campechana que presenta un programa de televisión de tres horas y media. ¿Más? No, por favor. Sí, sí. Una mujer inconsciente campechana que presenta un programa de televisión de tres horas y media por la tarde en una televisión pública. El Estado que tiene tantos institutos de la Mujer y tantos observatorios de igualdad debería andar vigilante con los contenidos que produce la televisión que pagamos todos los españoles (los que tributan, claro). ¿Sigues con tu visión apocalíptica? Of course. Todavía hay algo más deleznable. Una mujer inconsciente campechana que presenta un programa de televisión de tres horas y media en una televisión pública y cobra 7000 euros a la semana. ¿No hemos tocado techo, verdad? En absoluto. Todavía queda margen para el empeoramiento. Cincuenta mujeres que se levantan como histéricas a celebrar las ocurrencias de la mujer inconsciente campechana que presenta un programa de televisión… (vale, vale, no les canso más, pensé que la reiteración focalizaría su atención en un personaje rebelador). 


¿Cuáles fueron las lindezas de Toñi Moreno, la presentadora campechana e inconsciente de Entre todos, programa de tarde de TVE? Ante la declaración de maltrato físico de su pareja que expresa una invitada, Toñi, flequillo al aire y con una autoridad surgida de su propia prepotencia interrumpe para precisar que “cuando pasan cosas como esas o se denuncia o se calla para el resto de su vida”. Anteriormente había llamado “torpe” (exquisito trato a los invitados) a la mujer por no saber que para obtener el amor de un hombre el primer requisito era ganarse la aquiescencia de su madre, la temida suegra. Si nos dicen que estamos en 1960 y que la entrevista es en blanco y negro, yo me lo trago (Évole, te estoy dando ideas). 
 ¿Más todavía? La inconsciencia es un pozo sin fondo. Cuando se produce la presión mediática sobre Toñi Moreno pide excusas públicas. Muy campechano, ¿recuerdan al de los elefantes? La mejor manera de recocer la trascendencia de ciertos errores es dimitir pero ya saben que este verbo es inconjugable en España. Tapar la porquería con más porquería es propio de inconscientes profesionales. Los atenuantes de Toñi Moreno son ignominiosos al cubo: 

a) El programa es muy largo y se puede permitir deslices. Lo suyo no es un fallo, es un posicionamiento inconsciente (irresponsable) de forma consciente (respondiendo a sus parámetros éticos). La paradoja explica muchos prejuicios sumergidos.
b) Afirma haber participado en campañas de violencia de género en su Andalucía natal y no admite que se puede poner en duda su compromiso en la lucha contra el maltrato. De qué le sirvió se pregunta uno inocentemente.
c) Su programa es muy escrupuloso con el tema y no ofrece crédito a ningún caso que no haya sido denunciado para preservar la presunción de inocencia del vilipendiado. El video de lo sucedido deja en entredicho las ganas de escabullirse de Toñi. La presentadora hurgaba en las interioridades de la pareja de la invitada y ésta explicó que había una línea roja que impedía cualquier perdón a su expareja. No denunció nada, explicó una realidad, fue la inconsciente campechana la que le dio un guantazo con su filosofía barata.
Les pongo el vídeo para cuando quieran vomitar bilis de la buena y comprobar la magnitud de la tragedia. Las mujeres son lobas  para las propias mujeres. Gallardón lo sabe.



2 comentaris:

  1. No dejan de llegarme quejas a este programa incluso antes de abrirlo. Este gobierno es un sádico. Primero recorta en servicios sociales y anuncia la retirada de competencias en los ayuntamientos. Pero luego pone un programa de televisión para que gente desesperada busque ayuda y se desahogue delante de la audiencia. Con este programa, básicamente se han limpiado el culo con el código deontológico de la psicología. Yo no he visto el programa porque ya me indigno bastante sin llegar a verlo. Una vergüenza.

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