divendres, 7 de febrer del 2014

HEREDEROS MELIFLUOS



¿Son capaces de imaginarse que en medio de una Eucaristía el párroco cediese un espacio para que el alcalde del pueblo explicase las mejoras que se han hecho en el polideportivo?¿O para detallar los puntos fundamentales de la ideología de su partido?. Increíble, ¿verdad?
Seguro que no les costará imaginarse que un profesor designado por el obispado se dedique a magnificar las obras de la Iglesia católica y a enseñar los postulados fundamentales de su fe en horario lectivo en una escuela pública de un Estado laico. Mientras lo hace con los alumnos (o sus familias) que lo han elegido, el resto tienen que ocuparse en algo que no suponga un avance sustancial para no dejar a los católicos atrás. Sucede esta paradoja en virtud de unos acuerdos entre el Estado español y el Vaticano en época franquista. Atado y bien atado que se quedó el temita.
Lo que acontece en mi instituto todavía es más grave, el profesor de Religión imparte unas horas de Educación Física y Sociales. La dirección (actual y la anterior) decidieron que ya que estaba aquí y era tan dócil por qué no encargarle todas las horas sobrantes. También se ocupa del programa de mediación y de las actividades en los patios, lleva trabajos de investigación de Bachillerato y monta las fiestas del instituto. Si yo pidiese al obispado hablar de Marx y Bakunin en su parroquia seguro que me lo denegaban. O sea, cada uno en su casa y Dios en la de todos.
Ayer vinieron los representantes sindicales de CCOO a mi instituto y la profe de Filo y un servidor les explicamos el entuerto. Con una estética sindical heredada de los tiempos de las barricadas nos anunciaron que en la próxima reunión de la comisión de personal (cuya presidenta era del sindicato) formularían la queja para que se pronunciase el departamento de Educación. Nos dieron un discurso impecable sobre la laicidad de la enseñanza pública y se presentaron como los Mesías que acabarían con el abuso. Cuando se nos ocurrió pedirles un acta de la reunión para esgrimirla ante la dirección cambiaron el semblante y nos advirtieron que antes de tomar ninguna decisión debían consultarlo con los servicios jurídicos del sindicato, valorar las consecuencias y bla, bla, bla…. Hicieron mutis por el foro discretamente y sospecho que no volverán a contactar con nosotros sobre el delicado tema aunque se apuntaron nuestro correo electrónico.


En mi infancia viví la crisis del textil en Catalunya, mi padre era obrero del sector. Lo desmantelaron a lo bestia. Cuando escuchaba CCOO o CNT era símbolo de guerra, de ocupación de las fábricas, de lucha enconada contra los propietarios y sus adláteres. También me enteré (esa manía mía de poner la oreja en las conversaciones de mayores) que muchos de los sindicalistas que chillaban más y proponía cortarles los huevos a los patrones luego se vendieron por un plato de lentejas. Consolaban a los curritos con la excusa de que era lo mejor para ellos mientras amañaban el precio de la venta de la maquinaria y los solares con los que el proletariado ignorante cobraba deudas e indemnizaciones. 
Ayer reviví con otros rostros la indefensión y el engaño. Ahora cuando escucho CCOO me suena a CoCacOlO.   

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