Un flechazo que
me llegó directo a la retina. La profundidad de las imágenes me volteó. Díganme
si pueden expresar lo que son las consecuencias de nuestros actos mejor que él.
Monsieur Garcin
(el que estuvo vendiendo lámparas hasta los 65 años), el fotógrafo Gilbert Garcin
(artista de culto y protagonista de sus montajes junto con su mujer) explica
qué gasolina consume su motor. Trabajo
más que cuando me dedicaba a mi negocio porque ahora no lo hago por dinero,
sino por pasión, y la pasión no tiene límites.
Una vida ordenada |
El proceso creativo
de este yayete de 85 años (Me horroriza frecuentar a gentes de mi edad que
están siempre volviendo al pasado y preguntándote si te acuerdas de esto o
aquello. No, yo no me acuerdo. Para mí, lo ideal es que el presente aplaste el
pasado) vuelve a ser una metáfora acorde con
la intensidad de sus fotografías (me sumergí en el arte de la fotografía como cuando te zambulles en el mar, de cabeza y al gondo, y en seguida descubrí que en mi etapa anterior yo había sido una esponja que había retenido un montón de cosas interesantes. Todas esas ideas e imágenes que yo había apilado a lo largo de mi vida terminaron, al final, por resurgir).
El miedo de la ignorancia |
El paisaje que tiñe su obra es un cierto vacío
existencial, se despoja de florituras (el color la primera) para poner encima
de la mesa el concepto. Yo no focalizo la atención del espectador sobre mí, sino sobre el vacío que vivimos. La agudeza
con la que prospecciona la piedra ruda hasta llegar a la veta exacta me parece
apasionante. El montaje artesano (nada de photosop ni de software de última
generación) con sus tijeras y pegamento realzan el origen de sus argumentos.
Les puse en mi
canal de You Tube un aperitivo de Monsieur Garcin por si les dejé con ganas de
ser colonizados por sus imágenes.
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