divendres, 21 de març del 2014

MEA CULPA



La escuela aislada del mundo es una entelequia. Los temarios para la vida no se venden en editoriales al uso. Hay que rastrearlos de la propia experiencia y de la de otros. El mundo de mis alumnos es muy pequeño, una casa, una familia, unos amigos, un barrio, un instituto, unos libros, unos compañeros, unos programas de televisión, un corto vocabulario, unas experiencias similares. Existen serios riesgos de estrechez de miras. De convertir los usos y costumbres de ese mundo pequeño en religión. Yo intento levantarles el periscopio para que vean más allá del territorio conocido. Se cansan, se asfixian, no pueden respirar cuando suben las primeras estribaciones del pensamiento libre. Uno de los instrumentos más potentes para viajar sin moverse del sitio es internet, pero ellos lo utilizan para seguir más anclados todavía en su reducido mundo. Las nuevas tecnologías sin brújula pueden ser las cadenas más pesadas. Otro sistema de evasión es la literatura.  Profe, los libros son un rollo. Los arquitectos del mundo pequeño se pueden sentir muy orgullosos, sus habitantes son felices entre la miseria de pensamientos. 


No me atrevo a hablarles a los que pueblan mis aulas de Juan Agustín Goytisolo, la poesía es un rollo, profe. No me atrevo a hablarles ni que sea de rasqui de Maruja Torres y su excepcional artículo de ayer titulado Un poco de poesía. Ya sé, ya sé, los libros son un rollo. No me atrevo a explicarles que cuando esta mujer pone el corazón encima de un artículo se producen terremotos. No me atrevo yo que sé de la existencia de mundos cóncavos y vacíos y no lo hacen otros profesores que siguen con la mirada clavada en su ombligo. Y cuando el mundo se estrecha es fácil de dominar, el ejército patrulla sin dificultad por las calles atestadas de mediocridad que es la fuerza de gravedad del mundo pequeño.
Solo me atrevo a pasarles ustedes lectores de este blog una de las armas más potentes que conozco para romper el corsé del pequeño mundo, La mejor escuela de J.A. Goytisolo, por si algún día pueden cruzar la frontera y llamar desde el otro lado a los pipilos primarios que creen que la poesía es un rollo cuando es la esencia.   

Desconfía de aquellos que te enseñan
listas de nombres, números y fechas
y que siempre repiten modelos de cultura
que son la triste herencia que aborreces.
No aprendas sólo cosas, piensa en ellas,
y construye a tu antojo situaciones e imágenes
que rompan la barrera que aseguran existe
entre la realidad y la utopía:
vive en un mundo cóncavo y vacío,
juzga cómo sería una selva quemada,
detén el oleaje de las rompientes,
tiñe de rojo el mar,
sigue unas paralelas hasta que te devuelvan
el punto de partida,
haz aullar a un desierto,
familiarízate con la locura
Después sal a la calle y observa,
es la mejor escuela de tu vida.

2 comentaris:

  1. Yo creo que la adolescencia es casi una enfermedad. Una etapa de tanto cambio que abruma. No se es ya pequeño pero tampoco mayor. Creo que para sobrevivir a esa etapa, algunos se encierran en su mundillo, junto con gente de su edad que esté pasando por lo mismo. Lo de fuera incluye a los adultos que intentan hacerlos crecer, que no dejan de ser bienintencionados pero que siguen siendo una presión más. Qué hacer? Yo creo que haces bien. Muchos de esos adolescentes a los que animas a leer y explorar fuera de sus fronteras lo harán. Quizá no ahora, quizá tarden, pero tú les habrás dado la receta para cuando ellos se sientan preparados. Mucho ánimo!

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    1. Uno de los peores favores que podemos hacer a los adolescentes es convertirlos en inútiles y en débiles. La manada sirve y la manada aliena. En cada momento y para una determinada cuestión.

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