Me siento bien sabiendo que hay seres humanos que
han desafinado ante la nota propuesta por los poderosos con su diapasón inexorable.
Cada uno tiene sus héroes y esos son los míos. Además, me pone el fracaso. No
creo ese combate desigual pueda acabar en final feliz, las fuerzas del orden (que para eso están) ejercen su función y reconducen a las buenas o a las malas al que se
aparta de la manada.
Luchó contra el sistema económico opresivo que
fomentaba la desigualdad, hablo del capitalismo. Luchó contra el país que se
llena la boca de democracia pero que tuvo que optar por deportarla para
silenciar sus postulados anarquistas. Luchó contra los bolcheviques por
considerarlos tan peligrosos como los de la otra orilla, integristas y
perpetuadores de la miseria del pueblo. Luchó contra el patriarcado y a favor
del amor libre y de los derechos de la mujer a regular la concepción, fuente de
todo dominio. Hablo de Emma Goldman.
El
anarquismo es la única filosofía que aporta al hombre la conciencia de sí
mismo, que sostiene que Dios, el Estado y la sociedad son inexistentes, que sus
promesas son nulas y sin valor, ya que sólo pueden cumplirse a través de la
subordinación del hombre
Y lo que más admiro de ella, es que al final de
sus días, apartada en Saint-Tropez, alejada de donde podía hacer daño, de aquella
multitudes enfervorizadas e hipnotizadas por su mensaje liberador pero que no
se mojaron para conseguirlo, sola, honesta y revolucionaria, decidió abdicar de
su vida y aceptar la estéril lucha por la revolución.
La religión nos tritura
(véase el fardo de la culpa cristiana y el integrismo islamista que rebana
cuellos), el Estado nos aplasta (léanse las leyes del ínclito ministro de
Interior, a su vez, ultracristiano), la sociedad nos encorseta con sus leyes
invisibles. Emma Goldman vive en su olvido confortable pero sus ojos profundos
nos siguen alumbrando hacia una radicalidad necesaria para escapar de la
dictadura del poder. No gustan los extremismos a la manada dócil, prefieren las
banderas que confunden la lucha y que dejan a los intocables en sus pedestales
protegidos.
El
significado de la anarquía ha sido interpretado como el estado de mayor
desorden, es por que han enseñado a la gente que sus asuntos están regulados,
que ellos son gobernados sabiamente, y que esa autoridad es una necesidad.
Me repugna cuando la Historia se subyuga al
patriarcado y omite a las mujeres destacadas. Me repugna cuando la historia
del pensamiento extravía sentencias tan valiosas como las que Goldman dejó en
herencia a las mujeres que quieren luchar por sus derechos y por su diferencia.
Para
que la mujer llegue a su verdadera emancipación debe dejar de lado las
ridículas nociones de que ser amada, estar comprometida y ser madre, es
sinónimo de estar esclavizada o subordinada.
Por si quieren saber más de esta anarquista
irredenta les envío un regalo en forma de fuente secundaria.
Dejo para otro capítulo a su homónima española,
Federica Montseny.
Excelente....ni saludos ni naaaa un abrazo
ResponEliminaMuchas gracias.Otro de vuelta.
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