dimarts, 25 de novembre del 2014

BASTA DE LAZOS LILAS



Las cosas tienen sentido en su contexto, fuera de él pierden todo valor. Un alfiler y un lazo lila deberían suponer una denuncia clara contra la violencia de género, pero es que muchos y muchas de los que se lo colocan en la solapa son cómplices (leyeron bien) de tan deleznable situación. No son los que levantan la mano última, o los que perpetran la constante humillación, muchos de ellos han utilizado los cimientos sólidos del patriarcado para edificar edificios de nuevo diseño con ventanales atractivos por los que se cuelan las nuevas y sibilinas formas de dominio.
Propongo que sea más difícil adscribirse a esta causa, que no sea una declaración de principios vacua y poco fundamentada, que se cobren cuotas de experiencia vivida, que sea necesario la aproximación sin prejuicios al hecho, y sobre todo, pido que se deje de tratar a las víctimas como retrasadas o inocentes o cualquier otra consideración vejatoria que permite que siga girando la noria.


Soledad Murillo de la Vega, primer cargo político en España en materia de igualdad y que participó en la ley 1/2004 contra la violencia de género explica perfectamente en un artículo en Espacio Público las dificultades con las que se enfrenta una víctima de violencia de género respecto a  otras víctimas.  

1.       -La denuncia supone un rotundo fracaso personal, no haber sabido hacerle de un modo que no despierte iras.
2.       -El temor que la denuncia ponga en riesgo a sus hijos.
3.       -El discurso culpabilizador que rehabilita constantemente la actitud del agresor.
4.      -Los consejos de la familia nuclear para que denuncie al maltratador que muchas veces provocan el efecto contrario de encendida defensa del mismo.
5.       -El maltratador verifica un escrupuloso cumplimiento del rol femenino (renuncia y sacrificio) que cuenta con un amplio beneplácito social.
6.       -La víctima teme que cuando el maltratado salga en libertad ajuste cuentas con ella, sobre todo si se tiene en cuenta el aplastante número de sobreseimientos que dejan impune el acto violento.
7.      -Las dificultades del agresor de reconocerse su responsabilidad en los hechos lo que impide una posible rehabilitación.
8.       -La amplificación de las estadísticas de denuncias falsas que presentan a las mujeres que denuncias como ventajistas de un proceso de separación.

Mi lacito lila debería recoger todas las dificultades con las que se encuentra una mujer que quiere denuncia la violencia que sufre, eso es poco práctico y antiestético. Por lo tanto, mejor llevar las reivindicaciones por dentro y trabajar más duro. 

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