Hay unos descerebrados economistas con
reminiscencias comunistas que han sacado de una chistera inesperada el tema de
la renta básica universal. Supone apoquinarle a cada ciudadano por el mero
hecho de serlo unos 7000 euros anuales (los menores un 20%). Qué desfachatez.
Han trascendido sus propuestas porque los bolivarianos de Podemos se atrevieron
a ponerla como objetivo en su programa utópico al Parlamento europeo, que si
no, seguiría deambulando por los circuitos minoritarios de los antisistema.
Obviamente los engominados economistas liberales
(ellos sí que saben de esto y no los pelanas que proponen quimeras) se ríen con
esa displicencia que solo saben hacerlo los que andan encaramados en los
cumbres del sistema. ¿Y cómo lo pagarán? Preguntan con la boca llena de beluga
y los zapatos lustrados por limpiabotas que viven de la caridad. ¿Aumentando la
presión fiscal? Vamos, anda… Y entonces empiezan con el discursito de que las
empresas se pirarán a lugares donde se puede explotar a los trabajadores a
placer y accionan el ventilador del miedo y concluyen que es mejor dejar las
cosas como están y no hacer caso a visionarios con greñas y con nostalgia del
muro de Berlín. Pero no son los únicos que se ríen del nuevo invento, los que
curran, las clases medias que pagan religiosamente (nunca mejor dicho) sus
hipotecas y que se pueden permitir unos caprichitos y una caridad que les
engrandece el ego también se mofan de la idea destartalada de darle pasta a la
gente por el morro. Los ricos tienen práctica en ese ejercicio, pero ellos
mandan, la clase media lo tiene asumidísimo, que Florentino trinque a manos
llenas es normal y legal, que se le suelte la mosca a unos andrajosos para que
vivan del cuento es inconcebible. Vagos de mierda…
No hay tratamiento para el sesgo cognitivo de la
clase media, los únicos que podrían tratarla son los otros, los que no
pertenecen a ella, el 20% que está en situación de exclusión no tiene ni voz ni
forma ni conciencia para hacerlo, bastante tiene con no morirse de hambre. Los
de arriba menos, la alientan a seguir siendo insolidarios (solo en las
telemaratones y otras tómbolas descargaconciencias), les enseñan los catálogos
de logros a los que pueden acceder si pisan los cadáveres suficientes y les han
insertado los programas necesarios para que se sientan diferentes de los
desgraciados (posibles receptores de la renta para haraganes). Los partidos de
izquierdas están colapsados en sus cuadros de mando por enfermos del sesgo de
la clase media, siguen con el lenguaje marxista, continúan percutiendo en los
temas que gustan (feminismo, ecologismo, justicia social, educación) pero en el
fondo no dan un paso real (a que no tenéis huevos de abordar el tema de la
renta básica) para cambiar la sociedad, da miedo, ellos podrían perder y en eso
está la clave de todo.
Al final la cuestión se reduce a un tema
filosófico. Rajoy ha autorizado (el verbo está bien colocado)
un subsidio para parados de la larga duración, una limosna. Que no crezcan
desmesuradamente los parias de la tierra que se desbordan y piensan en
revoluciones. Se han hecho la foto con él hasta los sindicalistas, ¡qué
vergüenza! Otra cosa bien diferente es convertir el subsidio en un derecho. A
tomar por saco las entidades solidarias, a tomar por saco las instituciones
benéficas, a tomar por saco el dominio sutil…. Gente libre con dinero de los que más ganan. Una sociedad del ocio para todos. Lo dicho, una sinvergonzonería de hippies melancólicos.
¿Puede que me haya dado un pequeño vahido
del sesgo de clase media para ver las cosas tan claras? Pues qué quieren que
les diga, no me quiero curar.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada