divendres, 9 de gener del 2015

NO TODOS SOMOS CHARLIE HEBDO



Prueben ustedes a ejercitar la libertad de expresión con su jefe. Háblenle sin tapujos, háganle una leve ironía de su estilo de dirigir, bromeen con sus manías y posteriormente vayan empaquetando sus cosas que el despido les está esperando en el departamento de Recursos Humanos.
Prueben ustedes a ejercitar la libertad de expresión con su vecino. Aprovechando la espera del ascensor le comunican con respeto que es una vergüenza que tenga al perro en el patio ladrando como un poseso y que los tufos de sus cagadas suben a su ventana cada dos por tres. Con respeto pero con firmeza. Si le sale un chistecillo barato o un ripio malabar, perfecto, el humor resta dramatismo a la verdad. Le auguro que se harán colegas de sangre, no lo dude, recibirá sus reproches con alegría y lo invitará a unas cañas para discutir otras desavenencias a la primera oportunidad que tenga.


Prueben ustedes a ejercitar la libertad de expresión con su pareja. No se corten, háblenle sin cortapisas, con el corazón en la mano (esta expresión gusta mucho), de su asqueroso aliento también (en lo bueno y en lo malo), por favor, que no se les quede nada en el zurrón que luego se pudre. Unirán dos valores supremos, la libertad y la sinceridad, estandartes de lo que se entiende por una buena relación conyugal. Eso sí, no se olviden de bajar la maleta del armario y de ir empaquetando sus pertenencias. Llámenle intuición a lo que guía mis presagios.
Prueben ustedes a ejercitar la libertad de expresión con los políticos. Váyanse al Congreso de los Diputados o a la Moncloa o al ayuntamiento más próximo y sin miedo alguno diríjanse a ellos y expóngales con jovialidad y desparpajo lo que piensan de ellos. Con pelos y señales, con datos, nada de sensaciones. Tres en uno, hablo de valores cívicos: libertad de expresión, implicación (sinónimo de valentía) y responsabilidad (interés por lo público). Eso sí, avisen a su familia que puede que pasen alguna temporadita entre Bárcenas y Pantoja. O en su defecto, consulten su cuenta bancaria para prever la multa de aúpa que les caerá con la nueva ley Mordaza del beatífico Fernández.


Antes que probarse en situaciones de riesgo tan evidentes en defensa de la denostada libertad de expresión les recomiendo que participen en una manifestación prèt-à-porter y griten como cosacos en defensa de la tolerancia y cómo no, de uno de los derechos fundamentales de una democracia y de nuestra sociedad: LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Luego se me sientan delante del televisor y comprueban con sus propios ojos lo que sucede en el resto del mundo, no hagan caso, es una película, la realidad está a salvo con su aportación solidaria. El problema es Willy Toledo, ese mamarracho, actorzucho rojo y tarambana, que con la sangre caliente de los humoristas de Charlie Hebdo se atrevió a equiparar el terrorismo de los Estados occidentales con el de los caníbales favorables al Estado islámico. Siempre meando fuera de tiesto, cómo se le ocurre comparar los asesinatos viles de los caricaturistas que no hacían mal a nadie con sus dibujitos obscenos de Alá con los raids masivos sin tener cuenta ni mujeres ni niños. Unas muertes las provoca la ceguera fanática islamista y las otras la defensa de la libertad de expresión o la protección de los mercados y las materias primas esenciales para que funcione nuestra opulencia, que venido el caso, pudieran ser sinónimos.


Ah, y nos se les olvide colocar un dibujito con un lápiz teñido de sangre en el Facebook. Por cierto, si me enchironan por estas barbaridades que escribo supongo que me montarán una buena concentración delante de cualquier organismo con bandera. Me lo deben.

2 comentaris:

  1. Jordi, prefiero no tener que manifestarme para que te liberen. Pero tienes razón, la libertad de expresión cuesta ejercerla sin dañar la sensibilidad de los demás¿Donde están los límites?¿Hasta donde la tolerancia?
    Lo jodido de todo esto es que, al final, siempre termina con muertes.
    Un besote en libertad.

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  2. Es un tena poliédrico que no se puede tomar tan a la ligera como algunos pretenden. Lo dicho, bocadillo con lima dentro. Besotes.

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