Estáis advertidos, la naturaleza de vuestra
opresión es la estética de nuestra ira.
Los activistas lo escupen por un megáfono a la
salida de la feria comercial Art Brussels 2010. Encorbatados y posmodernos,
agentes de la llamada cultura (de la pijocultura que apodaba Pérez-Reverte a la
pose que adoptaron los gobiernos socialistas de Zapatero), traficantes con
gabardinas y bolsos de mil euros, miradas de superioridad sobre los que manchan la
puerta de un edificio diseñado y premiado con unas palabras que ofenden su elitismo.
No
hay espectadores. Participas tanto si quieres como si no. No hay espectadores.
Eres responsable tanto si quieres como si no. No hay neutralidad. Nadie es
inocente y nadie será perdonado. Escapismo no es libertad. Voyeurs del
armageddon.
Riadas de intelectualoides se topan con la pancarta:
Il n’y a pas de spectareurs. Con el discurso agresivo de una performance que pretende
violentar a los especuladores del arte burgués.
Cuando
el proletariado tome conciencia de los mitos en los que se basa la cultura
capitalista, cuando se den cuenta de lo que estos mitos y esta cultura
significan para ellos y los destruyan, entonces serán capaces de comenzar su
propio desarrollo.
Los miran con desprecio y siguen su camino evitando pisar la mierda de perro. Ya están aquí los folloneros, los
antisistema, los que quieren destapar las turbias cloacas del negocio.
Los que salen del interior de uno de los templos de la cultura oficial burguesa están tres peldaños por encima del mundo, sacerdotes de lo incomprensible, capataces de lo críptico, proxenetas de la cultura en mayúscula y de los diccionarios para interpretarla. Los que gritan son la morralla, los indignados pelagatos que rugen de pobreza, ofician de improvisados policías de la conciencia alienada por el rey Midas.
Los que salen del interior de uno de los templos de la cultura oficial burguesa están tres peldaños por encima del mundo, sacerdotes de lo incomprensible, capataces de lo críptico, proxenetas de la cultura en mayúscula y de los diccionarios para interpretarla. Los que gritan son la morralla, los indignados pelagatos que rugen de pobreza, ofician de improvisados policías de la conciencia alienada por el rey Midas.
El
artista no es autónomo de su entorno ni de la sociedad que lo acoge. Su
cabecita no produce el contenido de su creación, sino que procesa (como el
carnicero las salchichas) la cosmovisión de su público.
Jordi Savall dijo que si la música no podía
detener una guerra no servía para nada. Si un libro, si un lienzo, si una
escultura no es capaz de detener la destrucción (física, moral, intelectual)
del ser humano es algo estéril. O lo que es peor. Un agente pasivo al servicio de la
máquina de crear desigualdad. No hay espectadores. Es por eso que los autores de la protesta contra los dueños
del arte moderno utilizan en su manifiesto metáforas violentas que planten cara al arrasamiento generalizado.
¿Qué
ha hecho el arte por ti? Es como vuestras esperanzas, nada como vuestro
paraíso, nada. Como vuestros ídolos: nada. Como vuestros políticos: nada. Como
vuestros héroes: nada. Como vuestros artistas: nada. Como vuestras religiones:
nada.
Todo
lo que necesitas es dinamita.
Recomiendo la visita de la exposición DEMOCRACIA. No hay espectadores que está
en el Centre de la creativitat Arts Santa Mònica de Barcelona hasta el 19 de
abril. No se olviden de recoger un
poster con un eslogan del último maquis Quico Sabaté: LA MEJOR LUCHA ES LA QUE
SE HACE SIN ESPERANZA.
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