divendres, 26 de juny del 2015

RATONES CAMINANDO ENLOQUECIDOS EN LA RUEDA

La imágen es brutal. Somos todos nosotros. ¿Objetivo? Que no pare la rueda. La he extraído de la Contra de la Vanguardia de hace un año, magnífica entrevista a George Caffentzis, filósofo y activista de largo recorrido. La junto con la de otro Maestro cinco estrellas en el diario.es, Rafael Arguyol, pensador (qué manía con el pensamiento, en lugar de coger como ejemplos futbolistas o tronistas o concejales de urbanismo).

Se ha proyectado un ser humano que vive una especie de hedonismo simplón que no se sabe leer ni mirar y ni gozar. En mi opinión vivimos en un vértigo inmovilizador, estamos en un pseudohuracán, pero nunca somos capaces de meternos en el ojo del huracán donde hay la calma suficiente para ver la complejidad y la belleza del mundo que nos rodea. 

Vértigo, pseudohuracán, seres humanos arrastrados por la sinrazón. Consumir y gozar. Y tampoco.

Yo veo que la gente está completamente estresada en sus propios goces y placeres; tampoco sabe gozar, por tanto es un hedonismo chato, en el que el hombre acepta ser reducido a producto que consume y es consumido y cuyo tiempo de duración, como el de los productos que nos rodea, esté limitado por su fecha de iniciarse en la producción de consumo, y su fecha de muerte por la producción y el consumo. Es decir, un poco después de nacer, porque a los niños se les convierte rápidamente en consumidores, y antes de morir, porque quedas impotente para consumir. 



La rueda no para mientras los ratones sigan descerebrados empujándola. Si alguien se suelta de las manos (responde, se niega, se quiere bajar), el capitalismo patriarcal lo envía a tomar por saco. ¿Pararla? Todo el mundo insiste, la llave del motor la tiene la cultura, el pensamiento, el arte, la poesía, el silencio, todo lo que reclame la vuelta a las raíces, a buscar la felicidad compartida, común (qué dices mamarracho, estamos en tiempos de codicia). Nada de utopías. La policía secreta nos vigila para que sigamos saltando de barrote en barrote, desde el inicio del día hasta que cerramos los ojos. Entra en el subconsciente y se lo come. Más, más, desarrollo, aumento del PIB, muertos en Lampedusa, es igual, gira y gira. El autor de la imagen que dio inicio a mi reflexión vuelve a la carga con una pregunta inquietante.

La representación de la autoridad capitalista está en cada rincón de nuestra vida, en nuestros hogares, colegios..., y en las relaciones sociales nos debatimos entre la sumisión y la rebeldía. ¿Quién ganará?

La lucha es cuerpo a cuerpo, nada de bombardeos a larga distancia (o sea, teorías).




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