Las mujeres caen como chinches. Una en Vinaroz,
dos en Barcelona, otra en Alcalá de Guadaira, suma y sigue, Soria, Orense, a una le incendian la casa, a
otra la degollan, a otra la rocían con gasolina, a otra le pegan un palizón y a
la siguiente la tiran por el balcón. La sucesión de muertes se ha convertido en
una rutina macabra, una normalidad asumida, un hecho inevitable, una lacra controlada.
Es imprescindible unas gotas de desidia para convertir una realidad sangrante en costumbre. Es cuestión de quitarle reflexión al tema y atosigarlo con cifras. La opinión pública se exclama, se aburre y se deja llevar por la inacción.
Me quedé perplejo ayer con la lectura de una noticia elaborada por la redacción de TV3 en su formato web.
Los
Grupos de Atención a la Víctima de la Región Metropolitana de Barcelona han
atendido en diez años 32.899 casos de violencia doméstica y de género y han
tramitado más de 37.000 denuncias. Se han practicado 14.958 detenciones.
Cifras y cifras que indican la magnitud de la
tragedia pero sin ningún tipo de análisis. ¿Y si las relacionamos con otros
delitos? No. Lo único que hace el
redactor es ver la evolución.
La
tendencia de los últimos años muestra un ligero aumento de los casos de
violencia de género y doméstica en la tercera edad y entre los más jóvenes
(hasta 25 años).
Y entonces llega la traca. Ante este preocupante
incremento de casos los GAP “han
incrementado también las charlas en los institutos catalanes”. Qué
tranquilidad recorre mi cuerpo desde que conocí este aspecto. Era un tema de
hablar, de concienciar, de pisar aulas, de hacer ver a la muchachada que no hay
que intimidar ni maltratar a sus parejas. Por cierto, no dice nada de visitar
los Centros de la Tercera Edad, supongo que ya los dan por perdidos. ¿Alguna
otra medida? El supuesto periodista no recoge nada más. Ya ha cumplido con su
labor informativa, con dejar constancia, con trasladar a la población los
hechos, ¿Por qué sucede lo que sucede? Eso es una pregunta prohibida, difícil,
con vericuetos a veces incómodos, notita de prensa sobre violencia de género
para cubrir la cuota de preocupación y a otra cosa mariposa. Pero a veces se
quedan cortos de palabras, hay que añadir algún final edificante.
En
un primer momento la OAV nada más trataba los casos de violencia de género en
que las mujeres sufrían por parte de sus parejas o exparejas actos de violencia
física o psicológica. Con el paso de los años y la mejora del servicio de los
GAV ampliaron sus funciones y hoy tratan casos de violencia machista y
doméstica y otros relacionados con víctimas vulnerables.
¿Mejora del servicio? En qué apoyan este
argumento, ¿La nota la han redactado los mismos funcionarios? ¿Tratan? En la
redacción de la noticia solo se habla de tramitación de denuncias, de detenciones
y de charlas en los institutos.
La normalidad y la desidia forjan las armas del
patriarcado moderno para seguir encubriendo una realidad deleznable.